Perhaps Machiavelli -who after the Romans has appreciated this sentence- wasn’t thinking about dividing enemies, but rather of dividing our own ‘big goals’ in smaller ones that are easier to achieve.
Our brain, as the brains of all mammals, works on a very basic principal known as operant conditioning. It does sound a bit reductionist, but far from being something bad, it’s a principle we can all use to our favor. Basically, this mechanism modulates our motivation to keep doing something or stop doing something according to the reward or punishment resulting. To put it simply, it’s the typical ‘carrot and stick’ system.
What does this have to do with dividing goals in more dimensioned achievements?
Let’s imagine that your goal is to lose 5 kilograms. After a week of diet you get on the scale and you’ve only lost half a kilogram. Your brain will think of it as a failure, or in other words, a punishment, so you’ll be demotivated and think that it’s no point to keep going. However if you set daily goals that are within your control, such as avoiding sugar and consuming a determined amount of calories, at the end of the day this achievement will work as a reward no matter how much weight you lost and will help you remain positive to keep going.
It’s the same if you work out for eight hours only one day: you won’t be able to tell your muscles grew. But if you work out for 30 minutes on a daily basis for 16 days, then the results will be completely different, although the time spent will be the same. The key is not a big effort one time, it’s consistency.
Divide y vencerás
Quizá Maquiavelo, a quien se le atribuye la apreciacion de esta famosa sentencia romana, no estaba refiriéndose tanto a dividir a los enemigos como a dividir nuestras propias metas en pequeños logros más asequibles.
Nuestro cerebro, junto con el del resto de los mamíferos, funciona con un principio muy básico que se llama condicionamiento operante. Sí, suena un poco reduccionista pero lejos de ser algo malo, es un principio que todos podemos usar a nuestro favor. Básicamente, este mecanismo es el que hace que nuestra motivación para seguir desplegando cualquier conducta se incremente si recibimos un premio, y disminuya si recibimos un castigo.
¿Qué tiene esto que ver con dividir las metas en logros más acotados?
Si tu meta es bajar cinco kilos, y una semana después de comenzar la dieta sólo has bajado medio kilo, tu cerebro va a interpretar esa cifra como un castigo al momento de que te subas a la báscula. Sin embargo, si te autoimpones metas diarias que estén completamente bajo tu control, como evitar las azúcares o consumir sólo determinada cantidad de calorías, al final del día ese logro funcionará como un refuerzo positivo independientemente de cuánto hayas bajado, y te mantendrá motivado para seguir actuando así un día más.
Así mismo, si te ejercitas durante ocho horas un solo día tus músculos no se notarán al día siguiente, pero si te ejercitas 30 minutos diariamente durante dieciseis días entonces los resultados serán completamente diferentes. Más que un gran esfuerzo, nuestra clave es la constancia. Lo que nos ayuda a lograr nuestras metas con pequeños actos, pero que sean constantes.